viernes, 23 de mayo de 2008

Alphaville, Jean Luc Godard 1965

Esta película realizada en 1965 es un clásico del cine fantástico por el argumento, la atmósfera y el estilo envolvente que le imprime uno de los más brillantes creadores de la Nouvelle Vague, Jean-Luc Godard.
Pionera de Blade Runner por su combinación de cine negro y ciencia ficción, Alphaville narra la historia del agente Lemmy Caution en un mundo donde impera el cálculo lógico y las acciones y reacciones son una mera respuesta matemática; y donde el arte, la poesía, la emoción y los sentimientos han sido aplacados como si se tratara de una peste destructora.
Un Godard brillante. Un lujo cinematográfico y unas actuaciones perfectas de Anna Karina y Eddie Constantine.





Copiando a Beethoven

Ed Harris y Diane Kruger, maestro y copista
en la emotiva pelicula de Agnieszka Holland


La actuación de Ed Harris como el afamado compositor alemán es una de las grandes sorpresas de esta película de Agnieszka Holland. Practicamente irreconocible, Ed Harris construye uno de sus roles más memorables y la película, si bien toca una anécdota plenamente ficticia (la ayuda e iluminación de una "copista" para la elaboración de la célebre Novena Sinfonía) tiene momentos inolvidables como la secuencia del estreno de la magna obra ocurrida en 1824.





Aunque el filme se toma algunas licencias históricas con objetivos de atracción dramática, como por ejemplo introducir a una mujer como copista, cuando en realidad ese trabajo lo hicieron dos hombres y ninguno de ellos contribuyó ni alteró la partitura original, Holland construye una de las mejores obras sobre uno de los grandes de la música.

Parte de la película se centra en la insistencia de Beethoven en dirigir su Novena Sinfonía en el estreno y se muestra a Beethoven dirigiéndola. Aunque esto es controvertido debido a su sordera, parece que Beethoven estuvo presente en el podio del director, pero no dirigiendo personalmente. Varios detalles del estreno están representados tal y como ocurrieron en la realidad, como el hecho de que le giraron hacia la audiencia para que viera el aplauso. Pero la última aparición pública de Beethoven como ejecutante fue en 1811 (Concierto para piano número 5 "Emperador").

jueves, 22 de mayo de 2008

Diva, una película barroca con una gran banda sonora

Diva marcó el debut en el cine del realizador francés Jean Jacques Beineix en 1981 y se convirtió en una película de culto cuya fama fue creciendo a medida que recibía premios en festivales e iba siendo aceptada por la crítica. Visualmente tiene momentos memorables. Y la envolvente selección musical aporta los elementos que le dan una magnífica y deslumbrante belleza.

La trama gira en torno a la confusión que se produce cuando por error cambian de manos dos grabaciones de audio. La grabación pirata, clandestina e inocente que hace un joven cartero de un concierto de ópera (por una cantante que se niega a dejar registrada su voz y sólo gusta de los recitales en vivo); y la grabación que envuelve a un poderoso político en los avatares de la mafia. La trama recuerda el caso Watergate y también La Conversación de Coppola, tomando elementos de gran suspenso y persecuciones en el Metro parisino al estilo de Contacto en Francia.


Beineix consigue momntos de gran belleza visual y un recorrido por Paris junto a la música de Eric Satie en la cual el joven cartero declara su amor a la cantante lírica interpretada por Wilhelmenia Wiggins Fernandez.


Las búsquedas paralelas de ambas cintas de audio permiten desplegar certeros artilugios narrativos con una persecución que no da tregua, pues a la policial se agrega la de una empresa discográfica asiática que busca tener la grabación de la cantante.



Esta película dio inicio a una renovación generacional en el cine francés de los años 80, donde sus principales cultores junto a Beinex fueron Luc Besson y Leos Carax. Además, Beinex dio inicio al cine negro con luces de neón, que después seguiría Ridley Scott con Blade Runner.
Diva es una película cautivadora, una de las obras mágicas de principios de los 80 que se recuerdan con placer por su barroquismo y delicioso cuidado estético.

domingo, 18 de mayo de 2008

El "Juego de Poder" de Charlie Wilson


Mike Nichols (Lobo, El Graduado, Secretaria Ejecutiva, Closer) regresa al mundillo de la política para rescatar la figura de Charles Wilson, un congresista estadounidense del partido demócrata, más famoso por su escandalosa y desenfrenada vida que por sus iniciativas públicas. Sin embargo, su personalidad de buen vividor oculta una astuta mente política, un poderoso sentido del patriotismo y una abnegada defensa de los más débiles. Wilson tuvo un papel destacado en el apoyo encubierto de Estados Unidos a los muyahidines de Afganistán, cuando el país fue invadido en 1980 por tropas de la URSS, en plena Guerra Fría.

El film presenta a Wilson (Tom Hanks) como un aficionado al alcohol, las drogas y las amantes. Una de ellas, la millonaria Joanne Herring (Julia Roberts), supuestamente una fervorosa cristiana, a pesar de que no vive la religión de forma coherente ni mucho menos, convence a Wilson de la necesidad de ayudar a los muyahidines, para evitarles ser pisoteados por la URSS. En su tarea de conseguir el financiamiento para el material que requieren los afganos, Wilson encontrará un valioso aliado, Gust Avrakotos (Philip Seymour Hoffman), un poco ortodoxo agente de la CIA resentido con sus superiores.

Nichols usa un tono sarcástico para presentar esta historia que terminó dando una vuelta de campana a la historia del mundo. Estos hechos reales son contados por el punzante director de Closer como si fuera una comedia. Y no es para menos. La ayuda subterránea que se entregó a Afganistán (entiéndase: a Osama Bin Laden) ayudó a socavar las bases económicas y militares de la Unión Soviética que al cabo de casi una década culminaron con la caída del Muro de Berlín y el declive de todo el bloque soviético. Y cuando el mundo quedó en manos de "los buenos" y Charlie Wilson quiso ir ahí a construir escuelas, los genios de la CIA y el Pentágono le respondieron "¿a quien le interesan las escuelas?"
Con su agudeza acostumbrada, Nichols abre una página importante en los resortes que mueven la política internacional del país del norte, en un relato ácido, pleno de ironía, que no oculta la mirada al mundo actual y donde los ejes del poder han experimentado insólitos vuelcos.

jueves, 15 de mayo de 2008

Vértigo, la obra maestra de Hitchcock cumple medio siglo




La muerte y el deseo como nunca antes fueron filmados han cumplido medio siglo. Vértigo, considerada una de las obras maestras del cine está de aniversario. Su estreno mundial tuvo lugar en 1958 en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y consiguió dos nominaciones en los Oscar, gracias a una temática que combina el suspenso con una tortuosa historia de amor.
Si bien en un principio no tuvo una gran respuesta del público, su despegue definitivo se produjo en los años 60 con los cineastas de la Nouvelle Vague, y con el magnífico libro que Truffaut dedidó al maestro y genio del suspenso.
Vértigo es una película de suspenso, pero también una compleja historia de amor donde la culpa y la muerte cobran sentido. Es un muestrario de los peores monstruos que el amor es capaz de crear y, sobretodo, una iconografía del psicoanálisis.
Protagonizada por James Stewart y Kim Novak, Vértigo es un paseo por el amor y la muerte. Desde su singular código de colores -verde para el recuerdo como fuente originaria del amor, rojo para la pasión y el deseo-, hasta su simbología -la torre Coit de San Francisco como símbolo fálico por excelencia, la secuencia de los sueños, la acrofobia que sufre el protagonista, Vértigo es un alucinante paseo por el amor y la muerte y, de nuevo, el amor y la muerte. O bien una canción de amor a una mujer doblemente imposible: por muerta y por ficticia.
Vértigo es la expresión máxima del cine como creación de una realidad total, envolvente y fascinante; llena de significados. Valga como ejemplo la primera vez que el detective John 'Scottie' Ferguson -Stewart- contempla a la misteriosa Madeleine -que luego será Judy y que fue representado por Kim Novak- lo hace en un restaurante con paredes rojas que en Vista Visión, el estridente sistema en el que fuera filmada la película, configura una tramoya alucinante en la que ella se pasea, éterea y vestida de verde: es que todo tiene una doble lectura en la película más personal, posiblemente, de Hitchcock.

El 'mago del suspense', tras comprar los derechos de la novela francesa de Boileau y Narcejac, se empeñó obsesivamente en adaptarla a su propio imaginario. Tanto que llegó a controlar hasta la posición en la que se disponía el objeto más nímio en cada una de las escenas. Posiblemente por eso, la gran secuencia de la historia del cine, junto con el tremendo plano secuencia de Sed de Mal, o a la grúa que se alza sobre muertos y heridos en la estación de Atlanta de Lo Que el Viento se Llevó, sea ese larguísimo beso sobre un fondo verde que se dan James Stewart y Kim Novak tras haber acabado de transformar el uno a la otra en la reencarnación de aquella mujer que tanto amó y después perdió.
Ese travelling circular resume la maravilla que es Vértigo: el morbo necrofílico del detective que besa a su amada, muerta y reencarnada en una dependienta, a la que ha arreglado como si fuera aquella dama de la alta sociedad de San Francisco que se suicidara a mitad de metraje.
Con la notable música de Bernard Herrman y los efectos de Saul Bass, la muerte y el deseo como nunca antes fueron filmados, cumplen cincuenta años. Y darán para 50 ó 500 más. Disfrútenlo:

sábado, 3 de mayo de 2008

"Expiación" y las complejidades de la conciencia


El tema de la culpa es el que ronda en esta segunda película de Joe Wright (Orgullo y Prejuicio), basada en la novela de Ian McEwan publicada el año 2001 y convertida en un fenómeno editorial. Obra difícil y compleja, de densidad psicológica y mental pues aborda un tema de la conciencia y ofrece numerosas opciones de lectura, Expiación no oculta su semejanza con Otra vuelta de tuerca, de Henry James, y el filme tiene el gran mérito de captar la esencia de la obra literaria, desdeñando sabiamente las profundidades narrativas que escapan a su eje central.

Es en ese tema de la culpa de la mirada subjetiva donde centra con acierto Joe Wright el trasfondo de la obra de McEwan (1948), sin duda el más importante novelista inglés de los últimos años. Como siempre en la obra de este autor, hay un minuto, un incidente crucial que cambiará para siempre la vida de varios personajes. Esta vez es la imaginación de una adolescente de 13 años, que puja por abrirse paso como escritora, la que desencadena una calumnia criminal. A partir de ese momento de quiebre, nada será igual.

La acción se inicia un día de 1935, en el que acontecen una serie de sucesos donde se pone a prueba la relatividad de lo verdadero. La mirada de la adolescente y la del espectador se confrontan con una ferviente sutileza expresiva. Tras el intenso relato de este día, la acción pasa a acciones en la segunda Guerra Mundial, para culminar en los tiempos actuales.

Sin hacer alardes (quizá sólo el largo plano secuencia en la playa, con la recreación al desembarco de Dunkerke, y una duración de 5 minutos), Wright consigue un filme potente y sutil en el tratamiento de un tema donde alguien se erige como juez y verdugo. Vanessa Redgrave (impecable!) interpreta a la escritora en la última parte del relato donde descorre el telón final y plantea una reflexión sobre los juicios: la del hecho real, concreto, que podemos practicar a diario; y la del escritor que se piensa a sí mismo como un dios menor e inseguro frente a sus indefensos personajes. Este epílogo rearticula toda la historia y la emplaza en un metarrelato donde más allá de los hechos interesan las consecuencias y reflexiones en torno a ellos.

El guión de Expiación fue realizado por Christopher Hampton, quien hace veinte años abordó una tarea similar con las Relaciones Peligrosas de Choderlos de Laclos que llevó a la pantalla Stephen Frears. James McAvoy fue el médico que ayudaba a Idi Amin en El último rey de Escocia, y Keyra Knightley y Saoirse Ronan completan esta trilogía sobre la culpa y su necesaria expiación.

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