sábado, 27 de septiembre de 2008

El mundo está loco, loco, loco


Esta película es un clásico de la codicia. No en el tono parco de la que hizo Erich Von Stroheim en 1924, sino en tono de sarcasmo, quizá atisbando a la sociedad estadounidense que comenzaba a caer en el vacío. En este sentido este filme es premonitorio al señalar el germen que se incubaba en esa sociedad. Y ahora, que se están poniendo de moda los términos "codicia", "avaricia", "salvajismo", vale la pena revisar este clásico de Stanley Kramer realizado en 1963.

El filme muestra a un grupo de personajes que en plena carretera tropiezan con uno de esos secretos que cambian la historia. Y para siempre. Un sujeto que ha adelantado a cuatro vehículos a 120 km/h cae a un barranco y antes de dar el último suspiro cuenta a quienes llegan a socorrerlo que hay un tesoro de 350 mil dolares enterrado en un parque. Los buenos samaritanos no saben si creerle o no, pero optan porque sí y parten tras el tesoro.

De nada sirve el intento de negociación que surge al poco andar de la carrera. Los egoísmos individualistas son más fuertes y son los que predominan. Cada personaje querrá ser el primero en llegar al tesoro y no escatimará recursos para ello via engaños, estafas, fraudes, zancadillas al próximo, etc. Sin tregua. El drama moral es que hay también un personaje público -el jefe policial que lleva años tras la huella de esa fortuna robada- interpretado por Spencer Tracy que dará el giro dramático a esta historia pues su personaje está a punto de jubilarse con una pensión miserable.

Esta es una película emblemática que muestra la codicia del animal humano en su forma más pura. Stanley Kramer logra una comedia sorprendentemente ágil, amena, imposible de soltar... es una gran obra fílmica y también una radiografía a la sociedad actual, al egoísmo y la avaricia que tienen al mundo patas arriba.

No hay comentarios:

ShareThis