martes, 11 de diciembre de 2007

Te Extrañamos, Fassbinder!


Cuando vemos el promisorio avance del cine alemán de los últimos años con títulos que se abren merecido espacio en las carteleras y cinematecas como La vida de los otros, de Florian Henckel, Good Bye Lenin, de Wolfgang Becker, Contra la Pared de Fatih Akin o El Noveno Día, de Volver Schlöndorff, no podemos olvidar esa época dorada del llamado Nuevo Cine Alemán que protagonizaron Herzog, Fassbinder, Wenders, Kluge y Schlöndorff, entre otros, en aquellos desafiantes años 70 y 80.
Gran parte de esta cinematografía era dada conocer infaltablemente todas las semanas en el Goethe Institut de Esmeralda 650, donde se mostró casi la totalidad de la obra de los artistas mencionados.
Señales de Vida, Fata Morgana, También los enanos comenzaron desde pequeños, de Herzog, así como La súbita riqueza de los pobres de Kombach, o El honor Perdido de Katarina Blum, de Schlöndorff., Alicia en la ciudad o Movimiento Falso, de Wenders, o Los artistas bajo la cúpula del circo, de Alexander Kluge, quizá uno de los más olvidados, constituían un auténtico refrigerio que oxigenaban los días poco calmos de una dura dictadura.
Plato fuerte e importante era el cine de Rainer Werner Fassbinder, quien en 1982, y a la edad de 37 años, con 43 películas en sus hombros, fallecía producto de una sobredosis al más puro estilo y destino de un artista rockero como lo fueron Jimmy Hendrix, Janes Joplin o Jim Morrison.
Y es que Fassbinder encarnó la esencia del artista comprometido con las causas de la pureza y la desintegración. Todos sus personajes transitan por espacios donde la infelicidad, la represión, el abuso y la discriminación sellan y demarcan esa angustia que corroe el alma.
Admirador de la Nouvelle Vague francesa y de los hollywoodenses Douglas Sirk y Raoul Walsh, cuyas temáticas del desencanto y la frustración calaron hondo en el autor de El amor es más frío que la muerte, Fassbinder adquirió la personalidad de un “monstruo” del cine quizá solo comparable a Orson Welles: dirigía, actuaba, escribía el guión, la música, y era camarógrafo y montajista (firmaba como Franz Walsh). La filmación de Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972) le llevó sólo diez días. En catorce años de producción realizó sus 43 obras (incluyendo Berlin Alexanderplatz, una serie para la TV de 15 horas), lo que indica un promedio de un filme cada 100 días. Todo un récord.
Fassbinder fue el más original, prolífico y radical de una generación de cineastas que fue también la más importante del cine de la posguerra a partir del célebre “manifiesto de Oberhausen” de 1962, en el cual 26 jóvenes directores se propusieron crear un nuevo cine “liberado de las convenciones de la industria establecida”.
En 1992, al cumplirse diez años de su muerte, un crítico escribió su nota de homenaje como si fuera un titular de portada “Extrañamos a Rainer”. Y no era para menos. Tras su muerte, el cine alemán perdió gran parte de su vigor creativo.
A Fassbinder se le debe el descubrimiento de una gran cantidad de actores y actrices importantes como Hannah Schygulla, Barbara Sukowa, Kurt Raab. Trabajó con Dirk Bogarde, Jeanne Moreau, Franco Nero y Brad Davis y trasladó al cine obras inquietantes como Nora Helmer, de Ibsen, Desesperación, de Nabokov, o Querelle, de Jean Genet.
Su cine nunca estuvo exento de la polémica por la fuerza con que describía la explotación capitalista o la hipocresía de la izquierda, pero sobretodo la desigualdad entre los grupos humanos y la infelicidad que la sociedad produce en hombres y mujeres.
Al igual que Woody Allen, Fassbinder fue rechazado en la Escuela de cine de su país. Así y todo consiguió más laureles que cualquiera de los alumnos graduados. Hacia fines de los 70 era todo un ícono y podía filmar con grandes presupuestos (El matrimonio de María Braun, Desesperación, Lili Marleen, Lola).
Tras su muerte, uno de los creadores de la Nouvelle Vague francesa, Jean Luc Godard dijo: “Cómo no iba a morir joven, si él solo construyó el Nuevo cine alemán”.
Hoy su cine se sigue proyectando en los ambientes universitarios y gracias al DVD sus obras se abren a una creciente gama de admiradores y curiosos intrigados en desentrañar los misterios de un cineasta inclaudicable y potente que marcó toda una época en el cine no convencional y antiburgués y en una época en la cual aún estaba abierta la utopía del hombre libre.
Este es sólo un pequeño reconocimiento a los 25 años de su muerte, y de la cual no podía estar ausente.

Marco Antonio Moreno.
Crítico de cine (1977-1991) .
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile (1982-1991)



1 comentario:

jose luis dijo...

muy buen y oportuno comentario, he considerado a fassbinder un cineasta del tipo bergman, esto es, un artista capaz de poner en pantalla todo un universo de obsesiones propias bajo una estetica particular y por momentos excluyente en cuanto a rastrear influencias o escuelas,a pesar de que en el genio sueco estas resultaban mas claras. siempre me cautiva el ambiente marginal y obsesivo de sus cintas, aun las mas "oficiales" es una marginalidad existencial mas que social, sus heroinas principalmente cargan con el peso de una sexualidad tormentosa o atormentada, y en general los ambientes que retrata estan cargados, como la propia existencia del autor, de sexo, alcohol y drogas por decir lo menos, trasuntó, al igual que ingmar, a sus personajes su propio infierno personal, vivió y filmo al limite, fue, tambien como bergman, un hombre de teatro y escritor, nos dejo peliculas imprescindibles dentro de su interminable filmografía: las amargas lagrimas de petra von kant, querelle, la angustia corroe el alma, el amor es mas frio que la muerte. ( mis preferidas ) y otros titulos mas oficiales como lili marlene y el matrimonio de maria brown.
como dijo godard, el "creo" el nuevo cine aleman, un artista en el mas amplio y profundo sentido del termino.

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