sábado, 15 de diciembre de 2007

HERZOG, LA NATURALEZA COMO REDENCIÓN


Sólo Werner Herzog podía narrar esta historia de castigo y sobrevivencia en las selvas vietnamitas con la pureza y sobriedad de un auténtico sobreviviente. Nadie más que Herzog podía revivir un drama real de hace cuarenta años en lo que fue el amanecer del conflicto bélico que se prolongó por más de una década y que permitió a la industria del cine desarrollar una apabullante secuela de obras (Apocalipsis Now, El Francotirador, La delgada línea roja) que quedan en la nada frente al genocidio y la violencia real de Irak o Kosovo.
Sólo Werner Herzog, conocedor de los desiertos y las selvas donde la vida se pone a prueba en cada segundo (Fata Morgana, Fitzcarraldo); el vacío, la indiferencia, el abismo y el sin sentido del Ser (Señales de Vida); Herzog, otrora gigante y maestro con sus películas deslumbrantes sobre vidas mínimas, al borde del precipicio y la indiferencia (También los enanos comenzaron desde pequeños, El enigma de Kaspar Hauser, Strozek); Herzog, al fin de regreso en las pantallas con una historia que no da tregua, que no trepida en lagunas de silencio; Herzog, que alguna vez cruzó en línea recta Europa, a pié, atravesando montañas y ríos como el protagonista de Rescue Dawn para con ello sanar a la maestra Lotte Eisner (narradora en Fata Morgana, teórica del cine, y autora del clásico La pantalla diabólica); Werner Herzog, sí, el mismo loco de siempre que se agarró a balazos con Klaus Kinski en la filmación de Fitzcarraldo, y al cual igual le dedicó una obra Mi enemigo íntimo y con quien no podía dejar de filmar Nosferatu, el mejor homenaje al expresionismo alemán; Werner Herzog, aquel de los travelling eternos por los desiertos que recuerdan nuestro desierto de Atacama, sólo que con Leonard Cohen en la banda sonora cuando recién el autor de Suzanne lanzaba su primer disco.

Werner Herzog, ausente de las pantallas durante más de una década, se despacha con Rescue Dawn, su primera producción estadounidense, una obra enorme con esta historia del piloto de avión que sufre un accidente en plena selva vietnamita, debiendo superar los escollos del campo de reclusión, el hambre y la tortura para planear una heroica huida con un puñado de prisioneros de guerra en las condiciones más extremas. Christian Bale (Batman Begins, El Gran Truco, El Nuevo Mundo), en el que es su mejor rol hasta la fecha, interpreta al piloto que debe desafiar al destino para recuperar la libertad.
La libertad, ese tema tan caro a Robert Bresson (Un condenado a muerte a se ha escapado) y que a veces queda en mero alarde (Expreso de medianoche) es aquí la esencia que moviliza el sentir del protagonista Dieter Dengler para desafiar el destino y luchar por la vida.
A diferencia de Stroszek, el protagonista de Señales de Vida (Lebenszeichen, 1968), que también es un soldado y queda abandonado en el fortín de una trinchera griega, Dieter logra controlar la locura que lo separa del mundo racional. En ese mundo de pesadilla que le toca vivir, comiendo gusanos y serpientes, justifica su sentido íntimo de buscar la libertad.
Este filme de Herzog (no podía ser de otra manera) está basado en la historia real de su compatriota Dieter Dengler, que formó parte de una de las primeras incursiones “altamente secretas y confidenciales” a la península asiática en búsqueda de los siempre potenciales enemigos de los Estados Unidos.
Si bien la música de este nuevo filme no alcanza los sensibles efectos de la de Stavros Xarhakos de Lebenszeichen, la de Popol Vuh en ésta logra entregar a la selva la condición de paraíso salvaje, presto al derroche de la vaciedad humana, naturaleza que sirve como espacio de redención de personajes absurdos e inmensamente humanos.

Marco Antonio Moreno

1 comentario:

jose luis dijo...

pocos han entendido el sentido profundo de "la naturaleza" como un todo en relacion al ser humano, somos una "parte" de ese todo que al querer dominarla y/o modificarla nos pasa la cuenta, en herzog la naturaleza es cruel e indomita, no fotografía paisajes, fotografía acontecimientos cosmicos acaecidos en la tierra, todo parece estar aun en proceso de formación y nosotros creemos ingenuamente poder someterla, como el joven devorado junto a su novia en "grizzly man" por un oso pardo, o kinsky rodeado de monos en la balsa al final de "aguirre..." creyendo tomar pocesion de el dorado, o el mismo kinsky empujando un bote para huir del infierno al que fue enviado mediante engaño en "cobra verde", u otra vez kinsky en esa escena irrepetible del barco a punto de zozobrar en "fitzcarraldo" con el gran caruso de telon sonoro, pelicula literalmente irrepetible.
Todo en herzog se sale de la pantalla, hasta cuando el mismo se emociona hablando de su "amigo" en "enemigo mio" porque no hay trucos, la lente captura la fuerza inconmensurable de una montaña, un rio, un desierto, unas nubes, el mar o un animal ( el ser humano ) en su transito terrenal, cuando vi la erupcion del volcan llaima por t.v. me acorde de herzog y pensé que en manos de un camarografo esa imagen es un registro noticioso, en manos de herzog habria sido una revelacion poetica.

jose luis.

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