jueves, 26 de junio de 2008

La pesadilla kafkiana de El Maquinista



Esta película protagonizada por Christian Bale compartió los premios con Old Boy en el festival de cine fantático de Sitges del año 2004. No obstante, y muestra de que han cambiado los tiempos, es el cine "fantástico" el que más nos acerca a la realidad, a la cosa misma de la vida y ello hace que estemos ante una película plenamente cercana a nuestra conciencia. Porque si Old boy es un muestrario de pasiones y celos enclaustrados, con la venganza como eje inquietante, aquí es la conciencia, los remordimientos, la culpa, los que los que dominan la mente de Trevor Reznick.

Se trata de una película laberíntica, kafkiana, psicológicamente potente al dar cuenta de los desvaríos de una conciencia desventurada que rompe el umbral de la tragedia y se pierde y anula de sí misma. Trevor Reznick ha cumplido un año sin dormir producto de un accidente que no escapa de su memoria. Y la realidad no es lo que parece. Trevor resulta acosado por sus propios fantasmas y no logra discenir entre la realidad y la fantasía. Sus fantasmas son materia, trazo legible, sedimento trágico de una conciencia que ha perdido su eje de la historia, su propia historia.

Es una proeza narrativa hacer un filme tan descarnado y veraz sobre la esquizofrenia, y Christian Bale, a quien pronto veremos en Batman, pero de quien conocemos su trabajo en El Gran Truco, Batman inicia, El nuevo Mundo o, Rescue Dawn, se luce en un rol completamente atípico. Para interpretar el rol de Trevor, Bale adelgazó casi 30 kilos llegando a pesar poco más de 40 en una situación que provocó la alerta de todo el equipo de filmación de la película. Su personaje es extremo, desde la extrovertida vida de Iván (su "otro de sí") hasta la delgadez paralizante de Trevor. Los colores sepia de la película contribuyen a crear la idea de una historia fuera de tiempo, pero logra comprender asimismo, todos los tiempos.



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