sábado, 3 de mayo de 2008

"Expiación" y las complejidades de la conciencia


El tema de la culpa es el que ronda en esta segunda película de Joe Wright (Orgullo y Prejuicio), basada en la novela de Ian McEwan publicada el año 2001 y convertida en un fenómeno editorial. Obra difícil y compleja, de densidad psicológica y mental pues aborda un tema de la conciencia y ofrece numerosas opciones de lectura, Expiación no oculta su semejanza con Otra vuelta de tuerca, de Henry James, y el filme tiene el gran mérito de captar la esencia de la obra literaria, desdeñando sabiamente las profundidades narrativas que escapan a su eje central.

Es en ese tema de la culpa de la mirada subjetiva donde centra con acierto Joe Wright el trasfondo de la obra de McEwan (1948), sin duda el más importante novelista inglés de los últimos años. Como siempre en la obra de este autor, hay un minuto, un incidente crucial que cambiará para siempre la vida de varios personajes. Esta vez es la imaginación de una adolescente de 13 años, que puja por abrirse paso como escritora, la que desencadena una calumnia criminal. A partir de ese momento de quiebre, nada será igual.

La acción se inicia un día de 1935, en el que acontecen una serie de sucesos donde se pone a prueba la relatividad de lo verdadero. La mirada de la adolescente y la del espectador se confrontan con una ferviente sutileza expresiva. Tras el intenso relato de este día, la acción pasa a acciones en la segunda Guerra Mundial, para culminar en los tiempos actuales.

Sin hacer alardes (quizá sólo el largo plano secuencia en la playa, con la recreación al desembarco de Dunkerke, y una duración de 5 minutos), Wright consigue un filme potente y sutil en el tratamiento de un tema donde alguien se erige como juez y verdugo. Vanessa Redgrave (impecable!) interpreta a la escritora en la última parte del relato donde descorre el telón final y plantea una reflexión sobre los juicios: la del hecho real, concreto, que podemos practicar a diario; y la del escritor que se piensa a sí mismo como un dios menor e inseguro frente a sus indefensos personajes. Este epílogo rearticula toda la historia y la emplaza en un metarrelato donde más allá de los hechos interesan las consecuencias y reflexiones en torno a ellos.

El guión de Expiación fue realizado por Christopher Hampton, quien hace veinte años abordó una tarea similar con las Relaciones Peligrosas de Choderlos de Laclos que llevó a la pantalla Stephen Frears. James McAvoy fue el médico que ayudaba a Idi Amin en El último rey de Escocia, y Keyra Knightley y Saoirse Ronan completan esta trilogía sobre la culpa y su necesaria expiación.

1 comentario:

jose luis dijo...

pocas veces he visto "la culpa" como sentimiento tan poderosamente retratada en el cine, otra que recuerdo es a jean seberg frente al espejo al final de "buenos días tristeza" con juliet grecó cantandonos en off, eso es cine.

jose luis A.

ShareThis