viernes, 28 de diciembre de 2007

La Intérprete



En 1959, Hitchcock no consiguió autorización para filmar una escena crucial en el edificio de las Naciones Unidas con el crimen que envuelve a su protagonista Cary Grant en la pesadillezca trama macabra de espionaje y contraespionaje encabezada por James Mason. Ese filme fue North by Northwest y está dentro de lo más selecto del maestro del suspenso. El genio filmó con cámara oculta los exteriores y recreó en estudio la célebre secuencia del asesinato que involucra de lleno al publicista interpretado por Grant. Desde entonces, el edificio de la Segunda Avenida de Nueva York reforzó su vigilancia para no aparecer en cintas de modo sorpresivo.

Esta vez es Sydney Pollack quien sí consigue autorización de la ONU para filmar en todos sus salones esta producción de Hollywood que interpreta Nicole Kidman. Treinta años después de la conspiración política y criminal que desarrolló en Los tres días del Cóndor, con Robert Redford en el rol del agente de la CIA, Pollack muestra una trama siniestra en la cual la Kidman escucha algo que nunca debió ser escuchado y comienza toda una persecución en torno a ella para darle muerte.

Nicole Kidman interpreta a Silvia Broome, una nativa de Matobo, república ficticia de Africa que atraviesa por una escalada de violencia y sangre en la cual sus propios padres pierden la vida en manos de un dictador. Llega a la ONU con su currículo de políglota y se hace cargo de las lenguas nativas de Africa. En eso, escucha al dictador de Motobo pronunciar las palabras fatales que le significaran ser asediada por asesinos mientras al interior de la organización nadie cree sus dichos. Es más, muchos parecen ser cómplices del atentado y se muestran complacientes al genocidio. ¿Dónde está el enemigo?

Aquí entra en escena el agente Keller (Sean Penn) quien tiene motivos para sospechar de Silvia por su pasado en Matobo y su posible participación en la planeación del atentado. Porque en esta película de Pollack todos son sospechosos y las maquinaciones políticas e ideológicas tiene solo un beneficiario. Lástima que Pollack desvíe el rumbo del nervio central y quite tensión a este thriller político para privilegiar el desarrollo de las traumáticas historias de sus protagonistas, que esta vez no son ni Redford ni Faye Dunaway.

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